10/22/2015

UNA MUJER LIBRE

UNA MUJER LIBRE
De vez en cuando le cortaban los servicios (luz y agua). Se retrasaba con el pago de alquiler de la casa, además tenía que hacer malabares para cubrir los gastos de la escuela de su niño. Encima, ella misma estudiante. Sin embargo, rendirse no estaba en sus planes. Y es que los ganadores son ganadores aun sin saberlo: Su mundo puede derrumbarse, pero ellos siguen de pie. Su mundo puede empezar a caer, pero ellos no.
Vamos a conocer la historia de Carolina Beltrán, una joven a la que llamaremos “Mujer Imparable”. A diferencia de otros casos, el suyo es un tanto distinto. Creció en un hogar en el que ni faltó, ni sobró. Digamos, ella no conoció carencias de ningún tipo. Sus padres siempre estuvieron y, para cualquier cosa, ellos siempre le dieron. Hija única, ya estaba en la universidad y aparentemente todo iba bien hasta que, como dicen, metió la pata: salió embarazada cuando apenas cursaba el segundo ciclo de universidad. “¿Cómo te metiste con ese vago? ni siquiera puede con su vida va a poder contigo y con el bebé”, le decía su prima.
Para los padres, enterarse del embarazo de su hija fue un golpe, una decepción. Pero así ocurren los hechos. Se dice que cuando las emociones suben, la inteligencia baja, y eso es bastante habitual en los jóvenes. La vida trata de errores, y no de golpes sino de lecciones. Muchos jóvenes a veces parecen confundir diversión con reproducción. Deberían aprender de la filosofía de los pajaritos: dice la vieja máxima “observa a la naturaleza y hazte sabio.” Por ejemplo, mire a las aves. Ellas no se reproducen si primero no tienen el nido. Primero el nido, después la reproducción. En cambio, mire a los humanos, muchos hacen las cosas exactamente al revés: primero hacen los hijos después piensan en el futuro.
Con todo, la chica de la que le hablo es afortunada. Un bebé es siempre una bendición y sus padres renegaron, pero nunca la abandonaron. Ella no estaba perdiendo su futuro, solo lo interrumpía. El muchacho con el que se metió no dejó ni rastro. Fue como un fantasma, simplemente desapareció del mapa, por lo que ella y sus padres tuvieron que asumir todo. El nieto era el hijo que ellos nunca tuvieron, así que la apoyaban decididamente. Todo marcha bien hasta que uno se da cuenta que los padres pueden ser recontra buenos, pero no son eternos. Pronto enfermaron, la economía familiar empeoró y usted entiende que los niños no saben de crisis, ni de economía.
Entonces la necesidad empieza a obligar y ella supo responder. Estudiaba por temporadas, trabajaba en un estudio de ingenieros y entonces cuatro eran sus roles: madre e hija, trabajadora después y además estudiante.
La historia tiene lugar en Lima, Perú. Carolina Beltrán es una mujer que hoy anda en la mitad de la base tres y que maneja un negocio de alcance global con facturación superior a las seis cifras. Ella supo imponerse a la adversidad. Ella es padre y madre, y la verdad es que a estas alturas de la vida se da cuenta que no necesita de alguien al costado para que la mantenga. Ella es libre…ella sabe cómo hacer su propio dinero pero, sobre todo, ella sabe hacer su propio camino. Para los entendidos: Ella está en el negocio del Network Marketing.
A Carolina la llamaron por teléfono para invitarle a una reunión en la que le ofrecerían una oportunidad. Su interlocutora, una entusiasta ex compañera de estudios, aseguraba que esto le cambiaría la vida. ¿De qué se trata?- preguntó ella. Después de escuchar una breve explicación ya sospechaba del asunto. Intuía que la propuesta sería para algo de redes de mercadeo. “Es para afiliar gente”, pensó. “Es casi como una pirámide”. A fin de cuentas era una joven madre y andaba en busca de oportunidades. Y para ser sinceros, este negocio es cosa seria. Así que Carolina Beltrán, joven madre soltera, estudiante de derecho, amante de las leyes y no precisamente de los negocios, pensó para sus adentros que “conversar no es pactar”. Nunca esta demás escuchar y así lo hizo.
“Yo no soy buena para las ventas”, con ese argumento rechazó la propuesta. “No es de ventas, es de educación”, respondía la amiga. “Acá no hay que vender nada, los productos se mueven solos, tú lo que tienes que hacer es compartir la oportunidad y cuanto más la compartas, mejor te irá. No te centres en mover productos, céntrate en mover gente. Mueves gente y los productos se mueven solos.”
Ahí estaba Carolina, una chica con necesidad de progresar, pero aun sin entender la oportunidad. Al frente suyo su amiga, con hambre de comerse al mundo y de hacerle entender que hay una nueva economía y un nuevo negocio. Las historias de éxito y fracaso en la industria multinivel son bastante frecuentes. Y es que, por lo general, no todo carbón termina convirtiéndose en diamante.
Pese a que no es una industria tan nueva, todavía no es del todo conocida y comprendida. Muchos tienen una percepción errónea y asocian el negocio al engaño. “Ahí solo ganan los que están arriba”, escribía alguien. Mentira: La industria de las redes de mercadeo es una de las industrias más justas y acaso la más prospera de los últimos tiempos. Mire las cifras oficiales y advierta que su crecimiento es sostenido y que jurídicamente se ha demostrado que es un modelo legítimo. Pero con todo, allá fuera todavía hay mucha gente que no entiende el negocio y esto ha devenido en un injustificado menosprecio.
La joven entró. No era buena para los negocios, pero era perspicaz. Y tan pronto lo hizo vio que este es un negocio en el que lo primero que se requiere es entendimiento y carácter. Ella se animó no tanto por lo que le dijeron, sino por el brillo que había en los ojos de su amiga cuando le explicaba el negocio. Y es que su patrocinadora no era una simple ex compañera, sino una ganadora. Su símbolo no era su rango, sino su entusiasmo. Ella también estaba empezando el negocio, pero ya era una diamante, acaso una de las más bonitas porque lo que atraía de ella es su convicción, esa fuerza y esa postura con la que animaba a otros a construir un imperio de residuales.
Al principio las cosas se complicaban. No había tiempo para ir a las capacitaciones y faltaba dinero. Existieron meses en los que no cerraba sus puntos. Pero ahí estaba su patrocinadora, siempre alentándola. Y ella era la que le decía “cada día dedicado a tu negocio significa un día menos de esclavitud.” “Primero entiéndelo, vive tu proceso, porque si tú no lo entiendes, si tú no lo vives, tu no se lo puedes explicar a nadie.” En otras palabras, parecía decirle lo que todo profesional en este negocio sabe: “Aquí no distribuimos productos, distribuimos oportunidades.” Sin importar su compañía, el verdadero negocio de un networker es siempre ofrecer una oportunidad financiera.
Para las personas que no lo entienden, éste es un negocio en el que usted siembra una vez y cosecha siempre. Lógicamente, una buena siembra le asegura una buena cosecha. Carolina lo entendió. Después de meses y después de haber leído muchos libros y haber escuchado cantidad de audios, su negocio despegó. Porque en esta industria ni se camina, ni se corre…se vuela. Y la palabra clave es DESPEGAR: para hacerlo hay que prepararse. Recuerde esto: no todos pueden volar. La joven madre entendió que ella no tenía alas, pero tenía sueños. No tenía motor, pero tenía un motivo y eso es todo lo que una persona necesita para triunfar.
No había con quien dejar al bebé, pero a través de grabaciones ella escuchaba conferencias y así alimentaba su mente. Comprendió lo que es la duplicación pero antes asimiló que este negocio es de apalancamiento. Redes de mercadeo nunca estuvo en sus sueños, pero es lo que hoy le ayudaría a conseguirlos. Es la oportunidad perfecta para empezar un negocio internacional, altamente rentable, con bajísimo capital y cero riesgos. “Aquí lo peor que puede pasar es que no ganes dinero, pero crezcas como persona y eso te va a servir para cualquier cosa que hagas en la vida”, escuchaba decir en los audios a los diamantes de su compañía. “Si te metes a medias, vas a ganar a medias”, se escuchaba en otra grabación.
Y así fue, al principio no veía dinero. Sus más allegados miraban sus bolsillos y le aconsejaban no perder más tiempo. Pero luego observaban su carácter, su mentalidad, su forma de ver las cosas, y esa era la primera gran ganancia: el cambio interior. Ella se daba cuenta que estaba trabajando no para hacer dinero, sino para ser libre. Y aquí se ve como las grandes mentes comprenden que la libertad es el premio mayor, no el dinero.
Vamos concluyendo la historia. Año y medio le tomó a Carolina Beltrán hacerse diamante. Y de ahí acá, nadie le ha detenido. Aun no logra el máximo rango de su compañía, pero ya está muy cerca y su estilo de vida hace rato que cambió. Conoce más de treinta países, tiene su propia casa, nadie toca a su puerta para cobrar, maneja sus tiempos y está con su familia cuando hay que estar.
Como en todos los negocios, aquí nadie te regala nada. Tu cheque es proporcional a tu esfuerzo y tu esfuerzo es un reflejo de tu inteligencia y tu carácter. Cuando ella presentaba el negocio, decenas de personas le dijeron que NO. Cada vez que presentaba el plan recordaba lo que hace décadas advirtió el gran Rockefeller, quien fuese el hombre más rico de la historia: “Normalmente de grandes amistades no salen grandes negocios; en cambio, de buenos negocios suelen salir grandes amistades”. En redes de mercadeo sucede algo similar: es probable que sus mejores socios sean personas que usted aún no conoce. Es probable que hasta su propia familia le rechace y hasta le animen a claudicar. No les haga caso. No renuncie, simplemente ellos no están viendo lo que usted ve.
Desde Lima me llega un vídeo en el que nítidamente escucho a la hoy Sra Beltrán decir lo siguiente: “Tienes que avanzar, aun cuando otros no te creen. Tienes que avanzar, aun cuando sientes que no puedes. Si tienes que dormir menos, hazlo. Fájate hoy, y se libre mañana. Chicas, ustedes pueden vivir sin esposo, pero no sin libertad. Yo quise ser madre a tiempo completo y quiero darle a mi familia todo lo que humanamente sea posible. Yo no tuve carencias y no quiero que ellos las tengan. No quiero que vivamos pagando alquileres, sino cobrando residuales”.
Honestamente, yo no sé en qué negocio se encuentre usted. Pero, con toda franqueza, creo que un negocio debe darle tiempo y dinero. Su negocio debe hacerle libre, no esclavo. Y si usted es mujer, quiero recordar lo que un día escribíamos aquí mismo: “esto no trata de ser solteros o casados, separados o divorciados, esto trata de no depender económicamente de nadie”. Nosotros creemos que la vida es más que un salario y que el día que una mujer no dependa de su esposo, ni siquiera para comprarse ropa interior, ese día esa mujer es libre. Usted no necesita un buen cuerpo, necesita buenas neuronas. El éxito no le pide un cartón, le pide voluntad. Como dice en El Secreto: “A donde usted vaya con la mente, irá con el cuerpo”. Sueñe, sueñe en grande, porque si pasa por su mente, pasará por sus manos. Como en el caso de Carolina Beltrán, al inicio usted hará cosas por las que nadie le pagará, pero después le pagarán por cosas que no hará. A fin de cuentas, el negocio de ella es un negocio en el que ayudando se gana. Quienes hacen redes no hacen dinero de la gente, sino CON la gente. Y creo que el fin es un perfecto resumen de la vida: lo más importante no es un buen cheque, sino la libertad.
‪#‎SiempreImparables‬
Mundo de Millonarios

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