UNA MUJER LIBRE
De vez en cuando le cortaban los servicios
(luz y agua). Se retrasaba con el pago de alquiler de la casa, además
tenía que hacer malabares para cubrir los gastos de la escuela de su
niño. Encima, ella misma estudiante. Sin embargo, rendirse no estaba en
sus planes. Y es que los ganadores son ganadores aun sin saberlo: Su
mundo puede derrumbarse, pero ellos siguen de pie. Su mundo puede
empezar a caer, pero ellos no.
Vamos a conocer la historia de
Carolina Beltrán, una joven a la que llamaremos “Mujer Imparable”. A
diferencia de otros casos, el suyo es un tanto distinto. Creció en un
hogar en el que ni faltó, ni sobró. Digamos, ella no conoció carencias
de ningún tipo. Sus padres siempre estuvieron y, para cualquier cosa,
ellos siempre le dieron. Hija única, ya estaba en la universidad y
aparentemente todo iba bien hasta que, como dicen, metió la pata: salió
embarazada cuando apenas cursaba el segundo ciclo de universidad.
“¿Cómo te metiste con ese vago? ni siquiera puede con su vida va a poder
contigo y con el bebé”, le decía su prima.
Para los padres,
enterarse del embarazo de su hija fue un golpe, una decepción. Pero así
ocurren los hechos. Se dice que cuando las emociones suben, la
inteligencia baja, y eso es bastante habitual en los jóvenes. La vida
trata de errores, y no de golpes sino de lecciones. Muchos jóvenes a
veces parecen confundir diversión con reproducción. Deberían aprender de
la filosofía de los pajaritos: dice la vieja máxima “observa a la
naturaleza y hazte sabio.” Por ejemplo, mire a las aves. Ellas no se
reproducen si primero no tienen el nido. Primero el nido, después la
reproducción. En cambio, mire a los humanos, muchos hacen las cosas
exactamente al revés: primero hacen los hijos después piensan en el
futuro.
Con todo, la chica de la que le hablo es afortunada. Un
bebé es siempre una bendición y sus padres renegaron, pero nunca la
abandonaron. Ella no estaba perdiendo su futuro, solo lo interrumpía.
El muchacho con el que se metió no dejó ni rastro. Fue como un fantasma,
simplemente desapareció del mapa, por lo que ella y sus padres tuvieron
que asumir todo. El nieto era el hijo que ellos nunca tuvieron, así que
la apoyaban decididamente. Todo marcha bien hasta que uno se da cuenta
que los padres pueden ser recontra buenos, pero no son eternos. Pronto
enfermaron, la economía familiar empeoró y usted entiende que los
niños no saben de crisis, ni de economía.
Entonces la necesidad
empieza a obligar y ella supo responder. Estudiaba por temporadas,
trabajaba en un estudio de ingenieros y entonces cuatro eran sus
roles: madre e hija, trabajadora después y además estudiante.
La historia tiene lugar en Lima, Perú. Carolina Beltrán es una mujer
que hoy anda en la mitad de la base tres y que maneja un negocio de
alcance global con facturación superior a las seis cifras. Ella supo
imponerse a la adversidad. Ella es padre y madre, y la verdad es que a
estas alturas de la vida se da cuenta que no necesita de alguien al
costado para que la mantenga. Ella es libre…ella sabe cómo hacer su
propio dinero pero, sobre todo, ella sabe hacer su propio camino. Para
los entendidos: Ella está en el negocio del Network Marketing.
A
Carolina la llamaron por teléfono para invitarle a una reunión en la
que le ofrecerían una oportunidad. Su interlocutora, una entusiasta ex
compañera de estudios, aseguraba que esto le cambiaría la vida. ¿De
qué se trata?- preguntó ella. Después de escuchar una breve explicación
ya sospechaba del asunto. Intuía que la propuesta sería para algo de
redes de mercadeo. “Es para afiliar gente”, pensó. “Es casi como una
pirámide”. A fin de cuentas era una joven madre y andaba en busca de
oportunidades. Y para ser sinceros, este negocio es cosa seria. Así
que Carolina Beltrán, joven madre soltera, estudiante de derecho,
amante de las leyes y no precisamente de los negocios, pensó para sus
adentros que “conversar no es pactar”. Nunca esta demás escuchar y así
lo hizo.
“Yo no soy buena para las ventas”, con ese argumento
rechazó la propuesta. “No es de ventas, es de educación”, respondía la
amiga. “Acá no hay que vender nada, los productos se mueven solos, tú
lo que tienes que hacer es compartir la oportunidad y cuanto más la
compartas, mejor te irá. No te centres en mover productos, céntrate en
mover gente. Mueves gente y los productos se mueven solos.”
Ahí
estaba Carolina, una chica con necesidad de progresar, pero aun sin
entender la oportunidad. Al frente suyo su amiga, con hambre de comerse
al mundo y de hacerle entender que hay una nueva economía y un nuevo
negocio. Las historias de éxito y fracaso en la industria multinivel
son bastante frecuentes. Y es que, por lo general, no todo carbón
termina convirtiéndose en diamante.
Pese a que no es una
industria tan nueva, todavía no es del todo conocida y comprendida.
Muchos tienen una percepción errónea y asocian el negocio al engaño.
“Ahí solo ganan los que están arriba”, escribía alguien. Mentira: La
industria de las redes de mercadeo es una de las industrias más justas y
acaso la más prospera de los últimos tiempos. Mire las cifras oficiales
y advierta que su crecimiento es sostenido y que jurídicamente se ha
demostrado que es un modelo legítimo. Pero con todo, allá fuera
todavía hay mucha gente que no entiende el negocio y esto ha devenido en
un injustificado menosprecio.
La joven entró. No era buena
para los negocios, pero era perspicaz. Y tan pronto lo hizo vio que este
es un negocio en el que lo primero que se requiere es entendimiento y
carácter. Ella se animó no tanto por lo que le dijeron, sino por el
brillo que había en los ojos de su amiga cuando le explicaba el negocio.
Y es que su patrocinadora no era una simple ex compañera, sino una
ganadora. Su símbolo no era su rango, sino su entusiasmo. Ella también
estaba empezando el negocio, pero ya era una diamante, acaso una de las
más bonitas porque lo que atraía de ella es su convicción, esa fuerza y
esa postura con la que animaba a otros a construir un imperio de
residuales.
Al principio las cosas se complicaban. No había
tiempo para ir a las capacitaciones y faltaba dinero. Existieron meses
en los que no cerraba sus puntos. Pero ahí estaba su patrocinadora,
siempre alentándola. Y ella era la que le decía “cada día dedicado a tu
negocio significa un día menos de esclavitud.” “Primero entiéndelo,
vive tu proceso, porque si tú no lo entiendes, si tú no lo vives, tu no
se lo puedes explicar a nadie.” En otras palabras, parecía decirle lo
que todo profesional en este negocio sabe: “Aquí no distribuimos
productos, distribuimos oportunidades.” Sin importar su compañía, el
verdadero negocio de un networker es siempre ofrecer una oportunidad
financiera.
Para las personas que no lo entienden, éste es un
negocio en el que usted siembra una vez y cosecha siempre. Lógicamente,
una buena siembra le asegura una buena cosecha. Carolina lo entendió.
Después de meses y después de haber leído muchos libros y haber
escuchado cantidad de audios, su negocio despegó. Porque en esta
industria ni se camina, ni se corre…se vuela. Y la palabra clave es
DESPEGAR: para hacerlo hay que prepararse. Recuerde esto: no todos
pueden volar. La joven madre entendió que ella no tenía alas, pero
tenía sueños. No tenía motor, pero tenía un motivo y eso es todo lo que
una persona necesita para triunfar.
No había con quien dejar
al bebé, pero a través de grabaciones ella escuchaba conferencias y así
alimentaba su mente. Comprendió lo que es la duplicación pero antes
asimiló que este negocio es de apalancamiento. Redes de mercadeo nunca
estuvo en sus sueños, pero es lo que hoy le ayudaría a conseguirlos. Es
la oportunidad perfecta para empezar un negocio internacional, altamente
rentable, con bajísimo capital y cero riesgos. “Aquí lo peor que puede
pasar es que no ganes dinero, pero crezcas como persona y eso te va a
servir para cualquier cosa que hagas en la vida”, escuchaba decir en los
audios a los diamantes de su compañía. “Si te metes a medias, vas a
ganar a medias”, se escuchaba en otra grabación.
Y así fue, al
principio no veía dinero. Sus más allegados miraban sus bolsillos y le
aconsejaban no perder más tiempo. Pero luego observaban su carácter, su
mentalidad, su forma de ver las cosas, y esa era la primera gran
ganancia: el cambio interior. Ella se daba cuenta que estaba trabajando
no para hacer dinero, sino para ser libre. Y aquí se ve como las
grandes mentes comprenden que la libertad es el premio mayor, no el
dinero.
Vamos concluyendo la historia. Año y medio le tomó a
Carolina Beltrán hacerse diamante. Y de ahí acá, nadie le ha detenido.
Aun no logra el máximo rango de su compañía, pero ya está muy cerca y
su estilo de vida hace rato que cambió. Conoce más de treinta países,
tiene su propia casa, nadie toca a su puerta para cobrar, maneja sus
tiempos y está con su familia cuando hay que estar.
Como en
todos los negocios, aquí nadie te regala nada. Tu cheque es
proporcional a tu esfuerzo y tu esfuerzo es un reflejo de tu
inteligencia y tu carácter. Cuando ella presentaba el negocio, decenas
de personas le dijeron que NO. Cada vez que presentaba el plan recordaba
lo que hace décadas advirtió el gran Rockefeller, quien fuese el hombre
más rico de la historia: “Normalmente de grandes amistades no salen
grandes negocios; en cambio, de buenos negocios suelen salir grandes
amistades”. En redes de mercadeo sucede algo similar: es probable que
sus mejores socios sean personas que usted aún no conoce. Es probable
que hasta su propia familia le rechace y hasta le animen a claudicar. No
les haga caso. No renuncie, simplemente ellos no están viendo lo que
usted ve.
Desde Lima me llega un vídeo en el que nítidamente
escucho a la hoy Sra Beltrán decir lo siguiente: “Tienes que avanzar,
aun cuando otros no te creen. Tienes que avanzar, aun cuando sientes que
no puedes. Si tienes que dormir menos, hazlo. Fájate hoy, y se libre
mañana. Chicas, ustedes pueden vivir sin esposo, pero no sin libertad.
Yo quise ser madre a tiempo completo y quiero darle a mi familia todo lo
que humanamente sea posible. Yo no tuve carencias y no quiero que ellos
las tengan. No quiero que vivamos pagando alquileres, sino cobrando
residuales”.
Honestamente, yo no sé en qué negocio se encuentre
usted. Pero, con toda franqueza, creo que un negocio debe darle tiempo y
dinero. Su negocio debe hacerle libre, no esclavo. Y si usted es mujer,
quiero recordar lo que un día escribíamos aquí mismo: “esto no trata de
ser solteros o casados, separados o divorciados, esto trata de no
depender económicamente de nadie”. Nosotros creemos que la vida es más
que un salario y que el día que una mujer no dependa de su esposo, ni
siquiera para comprarse ropa interior, ese día esa mujer es libre. Usted
no necesita un buen cuerpo, necesita buenas neuronas. El éxito no le
pide un cartón, le pide voluntad. Como dice en El Secreto: “A donde
usted vaya con la mente, irá con el cuerpo”. Sueñe, sueñe en grande,
porque si pasa por su mente, pasará por sus manos. Como en el caso de
Carolina Beltrán, al inicio usted hará cosas por las que nadie le
pagará, pero después le pagarán por cosas que no hará. A fin de
cuentas, el negocio de ella es un negocio en el que ayudando se gana.
Quienes hacen redes no hacen dinero de la gente, sino CON la gente. Y
creo que el fin es un perfecto resumen de la vida: lo más importante no
es un buen cheque, sino la libertad.
#SiempreImparables
Mundo de Millonarios
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